La figura del becario tiene tantas interpretaciones como funciones se le asignan en una empresa.
Aunque su finalidad no es otra que la de ser un aprendiz en aquello para lo que se le ha contratado, lo que se esconde bajo el nombre de becario es un empleado, mal o nada remunerado que desempeña todas aquellas labores que, o no queremos o no nos interesa hacer a los que estamos en plantilla por encima de él.
En primer lugar…
El becario se ha retratado en cine y televisión como aquella persona joven, atolondrada y con todo por aprender que ejerce como el perfecto camarero, fotocopista y con un poco de suerte, ayudante de algún superior (como asistente personal, nada más allá).
Sin embargo, en el mundo real, lo cierto es que el becario asume desde el minuto cero responsabilidades para las que, por su falta de experiencia, no está capacitado.
Nuestro cliente, que no tiene por qué estar al tanto de tales circunstancias, nos confía un trabajo y espera que la ejecución del mismo, por la que ha pagado el importe fijado por la agencia, se realice de la manera más profesional posible. Y por supuesto, que sean profesionales con experiencia los que lleven su cuenta.
En segundo lugar…
El cliente, en la mayoría de las ocasiones, no descubrirá que es un becario con un nulo grado de experiencia el que está desarrollando dichos trabajos, salvo que se produzca algún error de tal magnitud que quede al descubierto cómo y por quien son ejecutados.
Lo que está claro es que las agencia que proceden así, están engañando deliberadamente a los clientes que han deposita la confianza en ellos y su equipo de profesionales y han cobrado por ello.
En Beanet tenemos muy claro qué es un becario, a qué debe dedicar su tiempo con nosotros, que no es otra cosa que aprender y qué funciones no se le deben asignar jamás.
De este modo, cada cuenta es gestionada por profesionales con perfil senior, expertos en la materia que se les ha encomendado y con un bagage profesional a la altura de nuestros clientes.
Dejemos que los becarios se ocnviertan en grandes profesionales, démosles tiempo para aprender y en unos pocos años, serán ellos mismos los que marquen las pautas del trabajo de las agencias.